A finales de la primera semana de 2021 sucedió algo a lo que los madrileños no estábamos acostumbrados. Una nevada que congeló la ciudad por completo, servicios que fueron suspendidos y negocios que no pudieron abrir. Todo causado por la borrasca Filomena, que a la vez dejó estampas que difícilmente se puedan a volver a ver.
Dicen que la fotografía es capaz de congelar (nunca mejor dicho) momentos en el tiempo, y no podía dejar pasar esta ocasión histórica. La mañana del sábado 9 de enero di un paseo por el centro de Madrid junto con mi compañero Prince. Había estado toda la noche nevando y se habían acumulado hasta 30-40 cm de nieve.
Impresionaba ver Madrid en ese estado, y había zonas en las que daba la sensación de estar en una escena post-apocalíptica. Y ahí estaba yo, con mi trípode plantado en medio de la Gran Vía, vestido con ropa de montaña y viendo pasar algún que otro esquiador. Un panorama que nunca habría pensado que podría vivir.
Sobre la composición
La composición es sencilla, pero fue necesario refinarlo. Al fotografiar escenas urbanas, muchas veces nos encontramos con elementos que distraen la atención del sujeto principal, como personas o luces de farolas o pantallas.
En el primer caso, era imposible el uso de exposiciones de varios segundos para “borrar” a la gente debido a la ventisca. Para solucionar este problema, había dos opciones:
- Esperar el momento en el que no hubiera nadie pasando por el encuadre.
- Tomar varias fotografías distintas para elegir aquellas en las que menos personas aparecieran. Y posteriormente, “eliminarlos” con máscaras de capa y/o tampón de clonar.
Por supuesto, también podría haber optado por dejar alguna figura humana en el encuadre y relacionarlo con la escena. Sin embargo, creo que el tener la calle desierta enfatiza el ambiente post-apocalíptico que quería transmitir.

En el caso de las luces, era algo que podía solucionar simplemente moviéndome de sitio. Al principio había optado por un encuadre vertical, que acompañase la forma vertical del edificio Carrión y tuviesen más fuerza las líneas que formaban las huellas de los coches en la nieve. Pero la luz de la farola de la derecha, junto con las pantallas cortadas del cine Palacio de la Prensa, hacía que la imagen se descompensase hacia el lado derecho. Y la flecha de la señal de tráfico tampoco ayudaba al problema.
Por suerte, a la izquierda estaban las pantallas del cine Callao encendidas. Gracias a la gran cantidad de iluminación que emitían, me permitía equilibrar el peso visual de la escena si cambiaba la orientación a horizontal y alejaba unos pasos hacia atrás el punto de disparo.
Técnica y elección de parámetros
Aparte de estar limpiando constantemente el objetivo por los copos de nieve que se quedaban delante de la lente, la mayor complejidad era controlar bien las luces y las sombras. Era un momento en el que había una diferencia considerable entre la cantidad de luz ambiental que había en la escena y la cantidad de luz que emitían las pantallas de los cines y las farolas: había mucho rango dinámico.
Raw original
Como sé que mi cámara recupera muy bien las sombras, expuse para que la información de las altas luces no se quemase. Para esto, disparé en prioridad a la apertura, fijando el diafragma en f/8 para asegurarme tener todo enfocado y el ISO en 100. Además, con el dial de compensación de exposición subexpuse la escena en -1.3 pasos, siempre fijándome en el histograma, y dejé que la cámara decidiese la velocidad de obturación.
Los parámetros finales fueron: 17mm, ISO 100, f/8, 1/5″.
Sobre la edición
La foto está compuesta por una fusión de tres imágenes distintas con el mismo encuadre. A través de Capture One, hice el revelado básico de las tres fotos recuperando la información de las sombras y corrigiendo la perspectiva.
Posteriormente en Photoshop realicé la fusión. Para la fotografía base, elegí la imagen en la que aparecieran el mínimo número de personas.
La segunda fotografía la usé para “encender” el letrero del edificio Carrión, y una última toma que se usó para borrar el coche que aparecía a la derecha.
Finalmente, como había un grupo de personas que apenas se movió, tuve que quitarlos manualmente en una nueva capa con ayuda del tampón de clonar.


Aproveché para recortar la imagen por abajo y por la derecha, ya que me molestaban tanto la sombra que había en la nieve como la farola aparecía junto al borde derecho. A partir de ahí, fui jugando con la iluminación y los colores para dirigir la mirada del espectador y crear el ambiente que estaba buscando.
Finalmente, añadí la nieve de forma manual. Esto puede ser controvertido, ya que habrá gente que opine que esto es “inmoral” y que se está “engañando” al espectador. Sin embargo, la realidad es que en el momento de la toma estaba en medio de una ventisca y había bastante nieve cayendo.
El problema es que, para capturar la nieve de forma visible, se necesita una velocidad de obturación rápida. Para esto habría necesitado o bien abrir más el diafragma (perdería profundidad de campo), o bien subir el ISO (aparecería ruido), o ambas cosas. Y a pesar de que la Sony A7III aguanta bastante bien ISOS altos, yo preferí tener la mayor calidad de imagen posible a costa de “perder” esa nieve cayendo.


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